Fue encargado por Giovanni Rucellai.
Fue
construido entre 1446 y 1451 por Bernardo Rossellino, siguiendo un
diseño de Alberti. La fachada se terminó cuando ya estaba terminado todo
el interior hacia 1455.
Alberti realizó una obra
maestra de estilo y sobriedad, lo hizo pensando en que la arquitectura
debía imponerse más por el prestigio de las proporciones que por la
demostración de belleza y lujo.
Rossellino no se limitó a ejecutar los planos, sino que aportó un aumento de las dimensiones originales.
Consta de tres plantas coronadas con una espectacular cornisa. En esta
fachada del palacio, las columnas de órdenes clásicos marcan las
verticales de los tres pisos: el 1º es dórico, el 2º jónico y el 3º corintio. A su vez las horizontales son dibujadas
por los entablamentos de los órdenes. La medida base es el cuadrado y la
alternancia de hueco/muro/columna marca un ritmo perfectamente
armónico. Las proporciones y el lenguaje clásico de esta fachada
otorgaron al edificio una gran consideración.
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